
Un logotipo barato
Es muy habitual que los que inician una actividad, ya sea con un negocio o una marca comercial, busquen quien les diseñe el logotipo como quien busca el proveedor de internet: el más barato.
El logo, según el diccionario de la RAE, se define como “El símbolo gráfico peculiar de una empresa, conmemoración, marca o producto” (en su primera acepción) y “Grupo de letras, abreviaturas, cifras, etc., fundidas en un solo bloque para facilitar la composición tipográfica” (en su segunda).

Valga el recurso fácil de acudir al diccionario para tratar de dejar claro la definición inicial, pero a partir de la misma hay tantos matices y variables como los valores que se pretenden transmitir desde esa empresa o marca.
El logotipo no debería ser un apartado más dentro del proceso de creación de marca, el diseño de la identidad corporativa es necesario para lograr que se alcance el objetivo deseado final: la identificación de la marca con una imagen gráfica que, a golpe de vista, el usuario-cliente reconozca sin dificultad asociándola, no solo a la, marca, sino a los servicios y productos que esta pone al servicio del mercado.

El diseñador gráfico no es solo un alguien que sabe utilizar las herramientas para llevar a cabo el trabajo, es un creativo que debe saber escuchar las necesidades e inquietudes de su cliente, orientándolo según las reglas estéticas que se estudian y aprenden durante años.
Un logotipo barato suele ser una frase muy escuchada en el primer acercamiento de un cliente a un estudio de diseño, no pocas veces se cree de forma errónea que el estudio de diseñador gráfico se ha de escoger con los mismos criterios, por ejemplo, que la compañía suministradora de la electricidad o comunicaciones.
Todo lo expuesto no significa que el diseñador sea infalible en su quehacer, hay errores garrafales no solo en el día a día de la publicidad, sino en campañas de una repercusión mundial, pero por lo general, como en todas las profesiones (sean creativas o no), el acierto es más habitual que el desastre.

El diseñador debe explicar al cliente que un logotipo, además de ser bonito visualmente, debe contener dos reglas fundamentales: que sea legible y se entienda con facilidad y que pueda ser utilizado en los diferentes soportes de comunicación donde va a estar presente.
Cuando una marca, un producto, una actividad, una pequeña o gran empresa, logran tener una imagen que se adecue a sus valores, que sea empática visualmente con el usuario y que logre una armonía entre lo que se quiere vender y la estética que rodea a su imagen gráfica, entonces podremos hablar de una magnífica elección por parte del cliente y de un buen trabajo del diseñador gráfico. Y será entonces cuando debemos pensar ¿ha sido caro o barato?
